Lina llora desconsolada, con moretones en su rostro. Es
bella, pero la angustia y el dolor han transformado sus facciones. Su esposo
esta vez se empeñó en destruir sus ojos. Andrea, directora de la fundación
Pétalos de Rosa, escucha atenta la historia de la infortunada mujer. Cuando
termina, hace lo mismo que hace con todas las mujeres maltratadas que llegan en
busca de ayuda.
Lina - comienza diciendo Andrea, en tono apaciguador. Le
entrega un pequeño cuaderno de pasta roja -, lee este fragmento de mi diario.
Sólo léelo. A veces, nuestros sentimientos nos traicionan. A veces, una
tragedia nos libera. No quiero que mueras para que seas libre, puedes serlo
mientras vives. Léelo. Es la razón de Pétalos de Rosa. Una tragedia cambió mi
mundo y quiero cambiar tantos mundos como me sea posible.
Quiero cambiar tu mundo.
Lina toma el pequeño cuadernito con las hojas desgastadas y
casi amarillas; Arrugadas al parecer por el uso. ¿Cuántas mujeres habrán leído
lo mismo? Quiso preguntar Lina, pero se sumergió en la lectura:
17 de julio.
Hoy por fin lo hice. Terminé con Sebastián. Nos encontramos
en la cafetería que hay al lado del edificio donde vivo. Supongo que ya sabía a
que atenerse. Se veía demasiado preocupado. Tenía la mirada distante, perdida,
vacía. Cuando me saludó intentó fingir una sonrisa, pero por poco le sale una
mueca apática y grotesca. Pero sé que no era justo con él; ya debía saber él
que había alguien más en mi vida. Aunque por un segundo creí que me diría algo,
algo importante. Pero no lo dejé hablar.
Hubiese sido mucho peor si se hubiese puesto a decir que me amaba y esas cosas.
No había imaginado que lo tomaría tan bien. Solo sonrió, esta vez honesta y
melancólicamente, y me besó en la frente. Solo dijo una palabra. Adiós. Te
deseo lo mejor, Sebastián.
21 de Julio.
Jamás, Jamás en mi vida había sido tan feliz. Leonardo es el
hombre de mi vida. ¿Como pude perder tanto tiempo con los otros? ¡Hoy ha sido
nuestro primer día en nuestro apartamento! Aunque todavía esté desordenado y
lleno de cajas, caos y desorden, es nuestro pedazo del mundo, ¡solo para
nosotros! Aprovecho a escribir en este diario cuando ya se ha dormido. ¡Es el
amante más espléndido que hubiese podido imaginar! Lo veo aquí, a mi lado, y me
pregunto como pude enamorar al hombre más hermoso del planeta. Sólo espero
poder hacerlo tan feliz como el a mí, y lo intentaré cada día de mi vida. Leo,
lo prometo! Jamás te decepcionaré…
No aguanto más, iré a
enredarme en sus brazos fuertes y protectores, y a esperar la llegada de la
mañana. Se siente tan bien saber que es él lo último que veo en la noche y lo
primero que veo en la mañana…
¡Solo ver su rostro a mi lado me hace casi llorar de
alegría! ¡Gracias Leo! Te amo como nunca he amado. ¡Y como jamás amaré!
¡Buenas noches mundo! Qué seas alguna vez tan feliz como lo
soy ahora.
23 de julio
El apartamento luce precioso. Finalmente terminé. Leo aún no
llega, pero sé que cuando regrese va a estar impresionado. Sé que en éstos días
ha estado un poco cansado del trabajo, y no ha podido ayudarme con la
organización de nuestras cosas. Pobre, siempre llega agotado. Supongo que el derecho
es una carrera más dura de lo que alguna vez imaginé… Sé que se pondrá feliz de
ver nuestro hogar así, limpio y ordenado, ¡perfecto! Como nuestras vidas…
¡No hay gatos! ¡Ay que felicidad! ¡La casa de Sebastián
siempre dominada por esa asquerosa gata! Recuerdo que Sebastián la bautizó con
mi nombre... ¿Que será de él…? No. No puedo ni debo preocuparme por él. Leo es
todo en mi vida ahora.
Cuando llegue, lo esperaré, y miraré su reacción al ver
nuestro hogar reluciente y haremos el amor
hasta que quedemos exhaustos. No puede haber forma mejor que ser recibido así
en tu casa, por la mujer que amas, ¿no?
Ya llegó! Lo amo, ¡lo amo!
27 de Julio
Se acerca mi cumpleaños, y estoy un poco triste. Mis mejores
amigos me han invitado a celebrarlo al club más genial de la ciudad. A Leo no
le ha gustado. Supongo que eso pasa cuando empiezas una familia, ¿no? Debes
dejar un poco esas costumbres de salir y celebrar con tus amigos. Si, Leo tiene
razón. Deberíamos estar él y yo solos ese día. Igual no necesito a nadie más. ¡Cocinaré
una cena espectacular! Y luego escucharemos buena música, un buen vino y… que
los deseos nocturnos de mi hombre sean complacidos. ¡Todos y cada uno!
3 de Agosto.
Faltan dos días para mi cumpleaños. ¿Que tendrá de sorpresa
Leo para mí? ¡Ay, muero por conocer su regalo! Busqué en la casa esta mañana,
pero no encontré nada. ¿Será que lo tiene en la oficina? No puedo creer mi
vida, ¡soy tan feliz! Que hice para merecer todas estas bendiciones… ¡Dios mio!
Mañana debo ir a la universidad, a gestionar el horario del
semestre. Extraño a mis compañeros, no los veo hace días. No me han llamado, ¿que será? Creí que les
importaría saber sobre la nueva etapa de mi vida con Leo. Será que… ¿Sebastián
les dijo algo? Será que, ¿los puso en mi contra con mentiras y estupideces? ¡Agh!
ese idiota. Pues bien. Lástima que no pueda olvidarme. Sus comentarios y
calumnias no arruinarán el mejor momento
de mi vida.
4 de Agosto, en la mañana.
Leo se acaba de marchar al trabajo. Me ha hecho el amor de
la manera mas apasionada. Amo ese hombre, ¡lo amo! Quiero verlo de nuevo… Iré a
la universidad y luego lo invitaré a almorzar. Tal vez, tengamos tiempo de otra
sesión de lujuria…
4 de Agosto, en la tarde.
Vi a Natalia y a Jonathan en la universidad. ¿Por qué
estaban tan distantes conmigo? Creí que estarían emocionados al verme y me preguntarían
sobre Leo y mi nueva vida. Pero apenas si nos tomamos un café, y se marcharon
rápidamente. Tampoco preguntaron por Sebastián. ¡Ese idiota de Sebastián! Debe haberles dicho
algo. Y me ha hecho quedar como una arrabalera. ¡Habrá que hablar con ese
estúpido resentido!
Ay, estoy algo frustrada. Además, de la indiferencia de mis
compañeros, resulta que no pude almorzar con Leo. Cuando fui a su oficina, su
socio me dijo que se había ido a almorzar hacía solo unos minutos. ¡Mañana
es mi cumpleaños! Estoy tan emocionada! Que tendrá Leo para mí!
Empezaré a hacer la cena. No debe tardar.
5 de Agosto.
En dos minutos será media noche, y oficialmente será mi
cumpleaños. Quisiera que hubiese empezado de manera diferente…
Leo se ha enojado muchísimo por haberme aparecido en su
oficina. Me ha reclamado muy fuerte, y me siento mal. ¿Acaso es tan grave
querer almorzar con él? Le pedí perdón, sin embargo se fue a dormir sin despedirse.
Está a mi lado, pero lo siento tan distante…Oficialmente, es mi cumpleaños
Te amo, Leo.
6 de Agosto en la mañana
Me desperté y Leo ya se había marchado. ¿Seguirá enojado por
lo de ayer? Espero que no. Creo, mas bien, que la sorpresa que tiene esta noche
para mí es fantástica, por eso se hace el desentendido. Bien, pues no es el
único que tiene derecho a sorprenderme. Esta noche me vestiré de la manera más
sensual, y prepararé la más exquisita cena que él haya probado.
¡Mi primer cumpleaños a su lado!
6 de Agosto en la tarde.
¡Está todo listo! ¡Debe estar a punto de llegar! Muero por
saber que tiene para mí. Espero que le guste lo que visto sólo para él… Quiero
ser digna de lo que tiene para mí…
6 de Agosto, casi media noche.
Leo aún no llega. No me llama, ni responde su teléfono.
Sebastián, tampoco se reportó a felicitarme. Acabo de darme cuenta que tampoco
me llamaron mis amigos. ¿Que sucede? ¿Habrá sido tan grave lo que les contó
Sebastián?
Estoy desconsolada. ¿Como
pudo hacerme esto? ¡Es mi cumpleaños! ¡Él debe saber que es mi cumpleaños! Me
siento como una estúpida.
7 de Agosto.
No he parado de llorar. Llegó a las 3 de la mañana,
totalmente ebrio. Ni siquiera me miró, sólo se dejó caer a mi lado. Apestaba a licor. Que pude haber
hecho, ¿para que me trate así?
Escribo estas líneas con deseos que la escritura me provoque
sueño. Imposible dormir, me siento muy mal.
Leo, perdóname por lo que haya podido ofenderte. Debe ser
muy malo lo que hice, para que te hayas comportado así en mi cumpleaños. Lo
siento mi amor, lo siento…
Espero que mañana vuelvas a ser el mismo de siempre,
conmigo.
11 de Agosto.
Algo le pasa a Leo. Está muy distante. Ya no me hace el amor
como antes. ¿Será algo de su trabajo? Puede ser. Pero él sabe que siempre
estaré aquí, para confortarlo. ¿Que haría él sin mí?
¡Hoy he empezado mi último semestre de Ingeniería ambiental!
Que delicia volver a la universidad. Extrañaba tanto ese ambiente. Mis amigos,
las clases, la expectativa y los nuevos profesores…
Cosa extraña, no vi a Sebastián. Natalia y Jonathan, me estaban evitando hoy. Tengo que hablar con
Sebastián, y preguntarle que diablos fue lo que les dijo. No quiero perder mis
únicos amigos…
Escucho la puerta. Debe ser mi Leo. ¡Me lanzaré a sus brazos
y le demostraré lo mucho que lo amo!
12 de Agosto en la mañana.
Estoy deprimida. Me siento mal. Me siento fea, horrible. Leo
ayer, apenas, con disgusto me besó. ¿Es que ya no me desea?
Estoy dispuesta hoy a solucionar el problema que tengo con
Jonathan y Natalia. Les preguntaré que fue lo que les dijo Sebastián. Ellos
deben comprender que hay dos lados de la historia.
¡No fui tan mala! Hice lo correcto… ¿o no?
Se hace tarde. Tengo clase y debo partir. Espero que me
sienta mejor en la noche.
Leo, extraño tu amor…
12 de Agosto en la noche.
Jonathan y Natalia no me dieron la oportunidad de
explicarles. Supongo que el veneno que les contó Sebastián fue peor de lo que
esperaba. Pues, mala suerte para ti, ¡Sebastián! ¡Amo a Leo y con él pasare el
resto de mi vida!
A propósito, debe estar a punto de llegar. Mejor que le
prepare la cena. Pobre, debe estar exhausto...
13 de Agosto, en la madrugada.
La peor noche de mi vida. Leo mi amor, ¿por qué me hiciste
esto?
Leonardo llegó muy tarde, de nuevo. Totalmente ebrio.
Apestaba a licor, como si se hubiese bañado en alcohol…
Mis lágrimas mojan mi diario. Lo siento diario, pero, no
puedo parar. Leonardo me violó. No le importó que me negara… Lo extrañaba, ¡lo
extrañaba tanto! Pero no quería así… no así…
De sentir su aliento me dan nauseas. Sabe que lo amo, ¿por
qué debía forzarme? Leo amor mío… ¿por qué me hiciste esto?
Me siento de lo peor. Ni escribir me consuela. Supongo que
no me queda más que llorar.
Leo, a pesar de todo te amo…
21 de Agosto
Ha pasado mucho tiempo desde que escribí por última vez.
Quisiera plasmar lo que siento. No tengo a nadie más que me escuche. Que permita descargarme. Papel y lápiz son ahora
mi consuelo… Sebastián, empiezo a extrañarte…
¿Que pasó con mis amigos? Nadie me habla. Parezco invisible
para ellos. Para todos. Natalia y Jonathan me ignoraron del todo. Por
más que les rogué, no me escucharon. ¿Tan cruel habré sido con Sebastián? Tanto
fue su odio por mí, ¿que los convenció que era la peor mujer del mundo?
Debo hablar con Sebastián…
Leo se alejó aun más de mí. ¿Que pude haberle hecho para
provocar un cambio en él así? Llega casi todas las noches ebrio, y se acuesta
sin ni siquiera mirarme. ¿No soy digna acaso, Leo mi amor, de un “buenas
noches” de tus labios? Me siento tan sola…
Lloro a toda hora. En ocasiones debo salir de clase e ir a
llorar al baño. ¿Que me pasa? Todo parecía ser tan perfecto…
Leo vuelve a mí… te extraño tanto…
22 de Agosto.
No encontré a Sebastián en la Universidad. Que raro. ¡Quiero
que arregle las cosas con mis compañeros! ¡Que desmienta todo lo que les hizo
creer a ellos sobre mí!
¡Maldita la hora en que me vine a fijar en ese estúpido!
¡Tengo muchísima rabia! Es más. Me cansé de esta situación.
Debe estar en su casa. Iré allá y haré que las cosas cambien. ¡Ellos eran
también mis amigos! Le dejaré una nota a Leo, que sepa que volveré pronto.
Te amo Leo! Espérame, esta noche seré tuya!
23 de Agosto, en la madrugada
Esta noche, por primera vez en mi vida, siento el deseo de
morir. Nada de lo que hago parece estar bien. Últimamente siento que he cometido
los errores más grandes que una mujer pueda cometer.
Lo siento Sebastián…
He ido a su casa. Su asquerosa gata, que tiene mi nombre,
estaba sentada en un muro cercano a su puerta. Me vio y ni se inmutó. ¡Como
odio esa gata! Arrogante y prepotente siempre…
Cuando Sebastián abrió la puerta, no pude creer lo que veía.
Estaba calvo, pálido, y extremadamente delgado. Estaba con Jonathan y Natalia.
Cuando me vio al otro lado de la puerta, la cerró inmediatamente. Imploré y
supliqué, pero Sebastián nunca salió de nuevo. Jonathan y Natalia, me atacaron
una vez más, desde el otro lado de la puerta. Me echaron como a un perro
callejero.
No quisieron responder mis preguntas. ¿Que tenía Sebastián? ¿Estará
bien? ¡Tiene que estar bien!
O… ¿es que va a morir?
Cuando llego a casa, Leo estaba furioso. Iracundo. Jamás lo
había visto así. Me pegó. Un par de cachetadas me enviaron al piso. Me gritó,
me insultó, ni siquiera soy capaz de escribir lo que soy para él ahora. Me
sentía diminuta, ahí, arrodillada, aterrorizada por el hombre que amo… y el vociferando,
con la voz de un demonio. Indefensa ante él.
Leo, ¿por qué? ¿Que hice?
Y sin embargo, no puedo quitarme de la mente la imagen de
Sebastián, en el estado que lo vi hoy.
¿Sebastián va a morir? Estoy desesperada. ¡Quiero escapar!
24 de Agosto. En la mañana.
Leonardo, me acaba de romper el corazón. Me ha dicho que
quiere que me vaya, lo más pronto posible. Hoy. Quiere que saque mis cosas
antes que el regrese en la noche. No he parado de llorar. ¡Pero si estoy
enamorada de él! ¡Y me ama! ¿Como es
posible que me quiera lejos? ¡No! ¡Me rehúso a dejarlo ir! Somos almas gemelas…Dios ayúdame a conquistar
de nuevo al hombre que amo…
La última entrada de mi diario. 26 de Agosto.
Leonardo, ¡es el hombre más despreciable que he conocido en
toda mi miserable existencia! Ese hombre me ha humillado de la manera más vil y
déspota. Creí que me amaba, creí que significaba algo para él. Él era mi todo. ¿Como
pude ser tan ciega?
Me preparé. Jamás me había sentido tan sensual. Estaba
hermosa, para él. Mi cabello estaba precioso, había tardado horas en la
peluquería. Mi maquillaje estaba impecable. Mi atuendo, una sensual pijama
corta y de encajes, hecha en seda blanca perlada.
El último sacrificio por el hombre que… ¿amaba? Todo para
él! Le di todo, y él lo pisoteó y lo
escupió.
Cuando abrió la
puerta, vi que venía con alguien más. Una mujer. Me derrumbé. Leo se acercó a
mí, a punto de hervir de ira, y me agarró del cabello, tan bellamente
arreglado, y me echó de lo que fue una vez nuestro hogar. Cerró la puerta.
El silencio del pasillo me fusiló, y caí en lágrimas.
Lágrimas una y otra vez. Sollocé hasta que el poco orgullo y dignidad que me
quedaban, me forzaron a levantarme y escapar de Leo y su nueva conquista.
Era tarde, y solo pensaba en Sebastián. Necesitaba verlo. ¿Estaba
enfermo? ¿Cómo pude alejarme de él, estando enfermo? ¿Por qué no me lo dijo?
Caminé, en medio de la noche más negra, y llegué a su casa
casi a la media noche. Llamé a la puerta,
pero tardaron en responder. Salió su mamá. Tenía los ojos hinchados. De llorar.
Me invitó a pasar, y de repente me sentí consciente de lo
que usaba. Una pequeña pijama perlada y nada más. La vergüenza era casi
insoportable. Pero debía saber.
Pregunté por Sebastián. Su madre no respondió, simplemente
se paró y me trajo una pequeña nota. La transcribo aquí, textualmente. Lo
último que supe de Sebastián…
“He muerto, Andrea.
Ese día, cuando terminamos, me diagnosticaron un tumor maligno, inoperable.
Pensaba decirte, pero, ¿por qué hacerlo después de tus palabras? La mujer que
amo me decía que amaba a alguien más. Creo que fue lo mejor. En cierto nivel,
fue un alivio, un respiro de tranquilidad. Sabía que tendrías a tu lado a un
hombre que sabría valorarte, y te haría feliz. Que te aseguraba un futuro.
Hice prometer a
Jonathan y a Natalia que no te lo dirían. No tenía caso perturbarte en tu nueva
felicidad.
Sabía también, algo me
lo aseguraba, que preguntarías por mí algún día. Ese día, esta nota que escribo
sería entregada. Esta es mi despedida. No te preocupes, no te diré lo mucho que
te amo, en vida y en muerte. Perdóname, por no haber cumplido mis promesas.
Permite, entonces, que
te diga el motivo de mi carta. Mi gata, se quedará sola. Quiero pedirte que la
tengas. Que la cuides. No quiero dejarla a cargo de nadie más. Sé que no gustas
mucho de ella, pero aun así, mi gata es tuya. ¿La cuidarás por favor?
Te deseo la mayor
felicidad, Tuyo hasta el último respiro.
Sebastián”
De repente aparece Andrea, la gata. Como si hubiese sabido
que la carta era sobre ella, se acercó a nosotras, saltó al sofá, donde estaba
yo sentada, y con serenidad altanera empezó a lamerse sus patas delanteras.
Mis mejillas eran cataratas de lágrimas. Rompí en llanto y grité. La madre de Sebastián
me abrazó, y lloramos durante toda la noche. Ninguna pronunció palabra. Unidas,
llorando al hombre que amamos.
En la mañana, agotada, salí de la casa de Sebastián. Estaba
vacía, sin esperanza. El remordimiento me destruía el alma a cada paso. Me dirigía
no sé adónde. En una pequeña jaula llevaba conmigo a Andrea. El legado de
Sebastián.
No soportaba la agonía de respirar. Ya no tenía lágrimas que
llorar. El mundo era una puñalada en mi corazón. ¿Como vivir así? Cada latido
del corazón era una cruel tortura.
Estaba de repente, en el cruce de un semáforo. Estaba en
verde. Que patética escena debió ser aquella. Una chica despeinada, descalza, con
los ojos destruidos por las lágrimas, y una gata enjaulada. Vi un auto a lo
lejos. Venía a alta velocidad. Fue lo único que vislumbre en ese momento. Un
escape. De esta vida. Para estar junto a ti… Sebastián.
Dejé la jaula con Andrea, la gata en el andén. Di el primer
paso. Cerré los ojos. Dejé de percibir
el mundo.
Un sonido vino de atrás. Un sonido animal. ¿Andrea?
Como si un rayo me hubiese alcanzado, un comando divino, una
esperanza naciente de las cenizas de mi ser, abro los ojos y retrocedo, justo
para ver el automóvil pasar frente a mi, sin rozarme.
La gata, que odiaba hasta ese momento, me había salvado la
vida.
No te preocupes Sebastián, alcancé a pensar. Estaremos
juntos.
Seguí caminando, mirando hacia todos los lados buscando
algo. Sabía qué buscar. Lo encontraría. Vi aquella pequeña tienda de mascotas,
al final de la calle. Crucé de nuevo, y pronto estuve frente a sus puertas.
Entré, e inmediatamente lo vi. La creatura más adorable del universo. Un
pequeño gatito. Me acerqué a él, me arrodille y le extendí mi mano. El gatito
la miró, y con la ternura de un cachorro la atacó como si fuera su presa. Me
enamoré del gatito. Adopté al pequeño, y ahora con Andrea en una jaula y con el
otro gatito en otra, llegamos a un parque, en medio de la ciudad.
Sentí el sol y la brisa, reconfortantes. La belleza dela
vida empezaba a seducirme de nuevo.
Dejé los dos felinos libres. Andrea, la gata, se acercó al
pequeño cachorro, y después de un momento de incertidumbre, respondió a los
juegos del gatito. Olvidé por un momento todo. Todo.
Llamé al cachorro, y él con celeridad se acercó a mí. Sabía
que me amaba. Yo sabía que lo amaba. Lo cargué, y con voz serena le comenté que
nombre le pondría. El gatito emitió un maullido, como mostrando su acuerdo.
Andrea y Sebastián. Mis gatos. Mis guardianes. Mis
esperanzas. Ya estábamos juntos.
No hay más que leer. El resto de las hojas del cuadernito
están en blanco.
¿Ves, Lina? – pregunta Andrea, recibiendo su diario. – Mi
tragedia es haber perdido al hombre que amaba. Mientras él moría, yo, como
hipnotizada, me desvivía por complacer a un hombre que me maltrataba. Quiero
cambiar tu mundo. Déjame liberarte.
¿Qué debo hacer? – preguntó Lina con voz llena de esperanza.
Ámate – fue la respuesta de Andrea, Líder de la Fundación
Pétalos de Rosa.